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Luna Llena en Piscis 2020

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Piscis es el signo de la inspiración, así que ha llegado el momento del año en que es preciso preguntarte qué tan inspirado estás, que tan conectado estás con la profundad de tu alma, con los mundos sutiles, y no te hablo de fantasmagorías, sino de esas energías superiores, divinas, de tu conexión con la fuente. ¿Te sientes en comunión con la totalidad de la Vida o te sientes desconectado?


Sea como sea, la Luna llena en este signo nos está alentando a experimentar en nuestro interior esa comunión, a meditar, a inspirarnos, a ser más sensibles y receptivos, a apreciar la sutil belleza que subyace en la creación, esa que le ha permitido manifestarse. Así mismo, nos invita a vibrar en amor incondicional, a sentir la magia que nos permite estar aquí, viviendo este sueño, este maya (ilusión), y a experimentar la esencia trascendente que se esconde tras su velo. 

A nivel emocional, esta Luna llena, que tendrá lugar en el grado 10 de Piscis, promete sumergirnos en los profundos mares del alma, y ya sabemos cómo es el mar, misterioso, insondable, a veces calmo, otras agitado, y otras incluso puede reservarnos un temible tsunami, amenazando con arrasar todo a su paso.

Y es que Piscis es un signo de emociones variables e inquietas como las olas del mar, así que no nos extrañe encontrarnos especialmente sensibles y puede que hasta removidos durante esta lunación de plenilunio ya que este signo nos vuelve más susceptibles de lo habitual e incluso más vulnerables, cosa que habremos ido notando durante el desarrollo de este ciclo lunar que tuvo su novilunio en el poderoso, creativo y dramático signo de Leo, por tanto todo ese drama leonino verá su punto cúlmine de expresión durante el plenilunio pisciano, ¿os podéis imaginar lo que esto puede representar a nivel emocional?… Será como ese bebé que llora desgarradoramente y, aunque es probable que podamos encontrar diversos motivos, puede que en el fondo no sepamos porqué.

Quizá simplemente sea un intento de llamar la atención sobre alguna necesidad desatendida o bien puede ser también que sienta todo lo que le ocurre y/o lo que pasa a su alrededor con tal intensidad que se sienta alienado por su propia sensibilidad y necesite desahogarse.


Y aunque puede que algunos afronten este período de mayor sensibilidad a través de la negación de esas emociones tan profundas o la evasión de estas a través de algún pasatiempo o adicción, lo ideal sería concedernos ese espacio sagrado de conexión con nuestro interior que nos permita abrirnos a sentir aquellas corrientes que se mueven en las profundas aguas del alma, sus diferentes peces y otras especies abisales, esos traumas y dolores, esas insatisfacciones, esas nostalgias y desilusiones, así como también esos sueños que, cual estrellas y caballitos de mar, adornan nuestro mundo interior, llenándolo de magia, ilusión y esperanza.

Es posible que necesitemos llorar, o bien, desahogarnos de alguna otra manera, vaciarnos de todo lo que nos genera tristeza, dolor, desazón o insatisfacción,ya sea a través de las lágrimas o de alguna forma de expresión artística donde la inspiración sea la clave, tal como la música, la danza o la poesía, que nos permita sublimar esas emociones y retornar a la calma, no sin haberlas experimentado pues sentir es sanar y sólo entregándonos a sentir serenos capaces de trascender ese contenido emocional que, de lo contrario, acabará drenando nuestras energías, nuestra vitalidad. 

Otra emoción asociada a Piscis es la culpa, que puede llegar a emerger fácilmente cuando la Luna florece en este signo. Es preciso, en este sentido, ser capaz de trascender esta emoción, que puede resultar tan dolorosa y autodestructiva, a través del perdón, así que es buen momento para practicar ho’oponopono (terapia del perdón), para poder reconciliarnos interiormente con nosotros mismos y con cualquier persona, relación o circunstancia respecto a la cual emerja esta emoción en nuestro interior. 

En todo caso, esa misma sensibilidad que hace de Piscis un signo tan sufrido y complejo, también lo convierte en un signo sumamente intuitivo e inspirado.

Por ello, esta Luna puede brindarnos la oportunidad de canalizar energías sutiles a través de alguna forma de expresión artística, así como de adentrarnos más profundamente en nuestra dimensión espiritual y experimentar la comunión con la fuente, representada a través de su maternal energía, que desplegada en este signo hace referencia a la madre divina, aquella que nos nutre y cobija con su amor incondicional, nos insufla su profunda sabiduría, nos deleita con la sutil belleza de su gracia y nos enseña la entrega y el perdón.

La Luna llena en este signo también nos está invitando a meditar y a encontrar nuestro espacio de retiro y de silencio no sólo exterior sino interior. 

Así mismo, nos llama a soñar, a dejar volar la imaginación, a creer en aquello que no podemos ver, a tener fe.

Hemos de estar atentos, sin embargo, para no caer en los oscuros abismos que la energía pisciana también nos podría deparar.

Y es que este es un signo misterioso y contradictorio, su energía está relacionada, entre otras cosas, con los despistes, la confusión y, en su expresión más densa, con los engaños y las traiciones. 

Otros sentimientos vinculados a este signo son el abandono, la soledad y el vacío, así como la sensación de alienamiento. En este sentido, es importante recordar que Piscis inclina al aislamiento, ese que permite experimentar de forma más fehaciente la sensación de separación y que nos recuerda que hay algo más grande que nuestro personaje, a lo cual precisamos volver.


La Luna además hace referencia a la madre, a la familia, al clan, a los ancestros, al hogar, la casa, la intimidad, a nuestros afectos, a nuestras necesidades básicas, así como también a nuestra capacidad de nutrir y expresar cariño, así que estos aspectos vitales también pueden verse embebidos en la sutil, compasiva y emotiva energía pisciana.

Entre otras cosas, estaremos más sensibles a nuestras propias necesidades, aunque es posible que en cierta forma nos sintamos muy dispuestos a sacrificarlas por los demás como una forma de expresar e incluso demostrar nuestro amor incondicional. 

No obstante, la impronta leonina que marcó el inicio de esta lunación estará ahí presente, y tanto puede emerger a través del plenilunio pisciano como una generosa entrega y un heroico sacrificio por nuestra familia o afectos, como también expresarse de forma egoísta, dando una excesiva autoimportancia a nuestras propias necesidades y adoptando una actitud victimista y culpabilizadora hacia aquellos que sentimos tendrían que salvarnos de nuestra profunda insatisfacción. 

Es importante, por ello, evitar caer en actitudes infantiles y ver qué podemos hacer nosotros mismos por llenar esos vacíos y, más aún, explorar el origen de estos, lo cual siempre nos llevará a una misma conclusión, nos sentimos separados, desconectados, de la fuente y, por ello, interiormente desnutridos, desarraigados y desatendidos, huérfanos de ese amor incondicional que todo lo llena. 

Claro que puede darse el caso de que realmente nuestros afectos no hagan mucho por expresarnos cuánto nos quieren o que incluso no sientan exactamente lo mismo que nosotros o, al menos, no con la misma intensidad, por lo cual es normal que nos sintamos dolidos y/o abandonados en algún sentido, en ese caso, quizá estaría bien abrirles el alma y expresarles nuestro sentir, aunque si su respuesta no es la que esperamos seguramente acabaremos por sentirnos incomprendidos, cosa muy típica de Piscis, que es capaz de comprender a todo el mundo pero al que casi nadie comprende. En todo caso será importante expresar aquello que sentimos, de lo contrario caeremos en esa costumbre pisciana que a veces puede resultar enfermiza que es la de callar y aceptar hasta lo inaceptable. Y aunque es positivo saber adaptarse a las circunstancias, algunas veces el conformismo pisciano nos puede llevar a soportar situaciones tóxicas que, tarde o temprano, acabarán por deprimirnos o enfermarnos.

Hemos pues de recordar que la compasión ha de empezar por nosotros mismos.

Pero más allá de toda esta faceta emocional tan convulsa, Piscis es, sobre todo, un signo místico, sin duda el más espiritual de todos. Este representa, en esencia, el caos previo a toda creación, la fuente de la cual proviene y la disolución de la misma, es por este motivo que se encuentra situado en el último puesto de la rueda zodiacal, es la cola del ouroborus, el final del ciclo, pero también el preámbulo a un nuevo comienzo, por ello guarda un profundo sentido de eternidad e infinitud. 

Por si fuera poco, Neptuno, uno de los dispositores de esta Luna llena pisciana por su regencia moderna sobre el signo de Piscis, se encuentra en este mismo signo, por tanto, domiciliado, y además retrógrado, enfatizando así la energía espiritual de esta lunación y volcándola hacia dentro, permitiéndonos ir aún más profundo en la introspección que esta Luna nos propone.

Por otra parte, Júpiter, también dispositor de esta Luna por su regencia tradicional sobre el signo de Piscis, se encuentra caído en el signo de Capricornio y aún en movimiento retrógrado, invitándonos a encauzar la sensibilidad pisciana en la exploración y expansión de nuestros límites y estructuras; allí, en ese escarpado territorio, nos encontraremos interiorizando con el fin de aprender de esos límites, reconocer cuánto nos hemos dejado allanar por nuestros miedos y frustraciones y aprovechar la oportunidad de desaprenderlos, para ser capaces de seguirnos expandiendo y escalando cotas más altas en pos de nuestras metas, no sin un ejercicio de auto transformación, una firme práctica de empoderamiento y una dosis extra de disciplina, ya que Júpiter aún se encuentra en conjunción a Plutón y Saturno en Capricornio, ambos también retrógrados, así que hay mucho que interiorizar y reestructurar antes de poder seguir ascendiendo.

Este stellium capricorniano nos ayudará a tirar ese cable a tierra tan necesario cuando la energía de Piscis está reinando y podría llegar a sumirnos en la confusión y la ensoñación y, en el peor de los casos, hacernos perder la perspectiva de la realidad.

Será resaltante también el papel que jugará el planeta Urano, que aún se encuentra retrógrado en el signo de Tauro, dentro de la dinámica energética de esta lunación, ya que la Luna se encontrará formando un sextil a este, y el Sol, por su parte, un trígono al mismo. Esto nos indica que los cambios repentinos y radicales, las sorpresas y los descubrimientos estarán a la orden del día. 

El Sol en Virgo, signo que, entre otras cosas, representa la verdad, estará pues iluminando a la Luna pisciana, exponiendo a la luz el caos, la confusión y los engaños, lo cual, con la ayuda de Urano, hace referencia a interesantes revelaciones que pueden perturbar nuestra paz y seguridad pero que también pueden producir cierta sensación de alivio, ese alivio de saber sobre qué terreno pisamos, de ver las cartas dadas de vuelta sobre la mesa para poder ver las personas, cosas y situaciones desde una perspectiva totalmente diferente y comprender mejor la totalidad de cuanto nos acontece. 

Esta aspectación puede ser además muy favorable a nivel espiritual, ya que representa un nuevo llamado a despertar, así mismo, será altamente estimulante para nuestros sentidos físicos y también para nuestro psiquismo, potenciando tanto la sensorialidad como la intuición, la percepción extrasensorial en general y las revelaciones oníricas. Es pues una aspectación bastante tántrica y que además removerá nuestros valores y nuestra autoestima, haciendo que nos replanteemos muchas cosas. 

El ámbito económico también puede verse estimulado, bien en sentido positivo, a través del cumplimiento de algunos sueños que implican cambios en nuestras vidas, gracias a nuestros ahorros o a algún regalo o dinero inesperado, o bien, en un sentido negativo, a través de alguna pérdida o estafa que en la lunación pisciana suelen abundar y de la que quizá pueda librarnos la virguiana luz del Sol que con su ojo clínico lo escrutará todo al mínimo detalle y nos advertirá de aquello que pueda poner en riesgo nuestra seguridad. 

A nivel colectivo, por supuesto, también veremos aflorar los engaños a la luz y tomaremos mayor consciencia de la magnitud del caos reinante. 

Como si no bastase, la interacción de Urano en Tauro con la Luna llena pisciana puede hablarnos también de una mayor incidencia de desastres naturales, sobre todo de aquellos relacionados con el agua, tales como tsunamis, huracanes, trombas, lluvias torrenciales e inundaciones, aunque espero que tales sucesos no se produzcan o, en todo caso, causen el menor daño posible. Sea como sea, con Urano en Tauro, la Tierra se encuentra atravesando un período de cambios radicales y el elemento agua representado por esta Luna llena pisciana puede hacerse notar en este sentido. 

Volviendo al plano personal, hemos de estar atentos también a este elemento, ya que puede haber mayor incidencia de filtraciones, inundaciones, etc., que pueden representar gastos inesperados, o bien, tener que solicitar la asistencia del seguro. 

Esta Luna, no obstante, puede reservarnos también bonitas sorpresas, esas donde la magia y el encanto están presentes, y brindarnos la oportunidad de una mayor experimentación espiritual. 

Meditemos pues para disipar las espesas neblinas del inconsciente con la perfecta luz de la consciencia, entreguemos nuestra límpida alma al infinito, para ser uno con la totalidad de la existencia, en plena comunión con la fuente, con el vacío, ese vacío de la eternidad que nos reserva la verdadera plenitud, el gozo divino del samadhi, quizá no lo alcancemos tampoco esta vez, pero qué lindo es soñarlo, o quizá sí, quién sabe, con Piscis todo es posible. 

Que la madre divina en su insondable compasión nos revele en su silencio la inmensidad de su gracia y nos ayude a trascender el sufrimiento de esta existencia condicionada, que el velo de maya se abra para nosotros y nos permita experimentar todo tal cuál es, sublime, infinito y eterno. 

Nathacha Oura
Consultora de Astrología y Tarot
http://nathachaoura.blogspot.com.es/

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