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Una “Sistematización Racional” de los Orbes Planetarios

Análisis comparado del Orbe planetario asignado en Astrología según importantes autores

orbes-planetarios-astrologia

Decidí denominar “Sistematización Racional” a este artículo por cuanto me propongo sistematizar la teoría de los orbes planetarios dentro de límites más acordes a ciertos fundamentos astronómicos.

Posiblemente, la teoría de los orbes planetarios sea una de las pocas cuestiones en las que no se ponen de acuerdo los astrólogos hoy en día, a tal punto de que las diferencias en las aplicaciones de tales orbes son considerables. Es muy difícil que dos astrólogos coincidan a la hora de emplear los mismos orbes. 

En líneas generales, los astrólogos se dividen en dos grandes grupos al momento de considerar los orbes: 

  • Los que atribuyen los mismos orbes a todos los planetas (es decir, indicando determinada cantidad de grados a cada aspecto, independientemente de los planetas involucrados), y
  • Los que atribuyen distintos orbes a cada planeta (dando mayores orbes al Sol y La Luna, y menores orbes a los demás planetas, con la salvedad de que aspectos tales como la conjunción y oposición tendrán mayores orbes que la cuadratura y el trígono, y así sucesivamente).

En lo personal, adhiero en parte al segundo grupo y, por tal razón, elaboraré una teoría que se proponga establecer algunas fundamentaciones astronómicas al respecto. 

Expongamos dos autores modernos que sostienen la teoría de atribuir diferentes orbes a cada planeta:

J. Garaña (“Astrología Magistral” 1983) indica los siguientes orbes (aclaro que la ausencia de Mercurio no se debe a un error de mi parte, sino que falta en el original).


Planeta
Conjunción, OposiciónCuadratura, TrígonoSextilSemisextil, Semicuadratura Sesquicuadratura
Sol, Luna12°10°
Jupiter, Venus, Marte
Neptuno, Urano, Saturno
Plutón

Julevno (“Tratado de Astrología Práctica”) propone los siguientes orbes, los cuales fueron utilizados por el propio Dr. Adolf Weiss (“Astrología Racional”):

    PlanetaSextilCuadraturaTrígonoConjuncióny OposiciónSemisextil,Semicuadratura, Sesquicuadratura
      Sol5º40′8º30′11º20′17º
      Luna12º
Mercurio2º20′3º30′4º40′1º30′
Venus2º40′3º45′5º20′1º30′
Marte2º30′3º45′7º30′1º50′
Júpiter12º
Saturno3º20′6º40′10º2

Los orbes utilizados por Julevno se encuentran en la mayoría de los autores antiguos que he consultado. Antes de exponer una tabla explicativa, anotaré las fuentes que utilicé: 

  • Claudio Ptolomeo (“Tetrabiblos”. Traducción española, 2001).
  • William Lilly (“Christian Astrology”, 1647).
  • Ioan de Figueroa (“Opúsculo de Astrología en Medicina” etc., 1660).
  • Richard Saunders (“Astrological Judgement of Physick”, 1677).
  • John Middleton (“Practical Astrology”, 1679).
  • Richard Kirby (“The Marrow of Astrology”, 1687).
  • William Eland (“A Tutor of Astrology”, 1694).
  • Morin de Villefranche (“Astrologia Gallica”. Libro XVIII. Traducción española, 2001).
  • Samuel Penseyre (“A New Guide to Astrology”, 1726).
  • James Wilson (“A Complete Dictionary of Astrology”, 1819).
  • Robert Fludd (“Traite d’Astrologie Generale”. Traducción francesa, 1907).
  • Nicholas de Vore (“Enciclopedia of Astrology”, 1947).
  • Sepharial (“New Dictionary of Astrology”, 1963).

Casi todos los autores antes mencionados sólo indican los orbes exclusivos de las conjunciones, lo que me lleva a pensar que dejan espacio libre al propio criterio a la hora de emplear orbes para los otros aspectos.  Tabularé ahora los orbes de las conjunciones empleados por los autores antes mencionados (aclaro, por una parte, que Lilly expone en su obra dos listas de orbes distintos. No incluiré a los planetas transaturninos para no hacer más farragosa la exposición): 

Como vemos, la mayoría de los autores ha adaptado los orbes propuestos por Claudio Ptolomeo. Nos basaremos en los orbes de dicho autor para exponer una tesis que desarrollaremos inmediatamente. Exceptuando las dos Luminarias, los autores citados dan los orbes en los siguientes órdenes decrecientes: 

Las diferencias son sensibles y sospecho que detrás de las mismas se encontraría una posible base astronómica que habría utilizado cada grupo “a su manera”. Y es que, si nos basamos en los orbes propuestos por Ptolomeo, observaremos que los mismos no son proporcionales a la distancia al Sol, sino más o menos paralelos al tamaño aparente de los correspondientes planetas en apogeo…

Se denomina “tamaño aparente” (TA) al tamaño que un astro aparenta tener para un observador en la Tierra. Dicho tamaño aparente variará según que dicho astro esté más cercano (perigeo) o más lejano (apogeo) de nuestro planeta. Tabulemos los diversos tamaños aparentes (TA) de los planetas y confrontémoslos con el orden decreciente de los respectivos orbes planetarios según Ptolomeo: 

PlanetaTA en PerigeoTA MedioTA en ApogeoOrbes según Ptolomeo
Sol33’32’31’17°
Luna34’31’30’12° 30’
Júpiter50’’44’’31’’12°
Saturno21’’18’’15’’10°
Venus1’36’’10’’
Marte25’’14’’3’’7° 30’
Mercurio13’’9’’5’’

Obsérvese que los orbes son decrecientes paralelamente a los TA en apogeo de los planetas respectivos (estimo que la diferencia entre Marte y Mercurio es minúscula y no necesita tenerse en cuenta). 

Esto me llevaría a pensar, entonces, que los orbes empleados por Ptolomeo para las conjunciones podrían haber sido elaborados teniendo en cuenta el tamaño aparente de los respectivos planetas en apogeo.

La particularidad que tienen todos los planetas (exceptuando la Luna) durante sus respectivos apogeos es que se encuentran precisamente muy cerca de una conjunción con el Sol (en los casos particulares de Mercurio y Venus, se tratará de una conjunción superior). Ello entonces concordaría (hasta cierto punto) con la utilización de tales orbes para las conjunciones respectivas. 

A lo anterior deberíamos hacer una salvedad y es que, por lo visto, si nos tenemos que basar en los correspondientes tamaños aparentes de los planetas para los orbes, éstos variarán sensiblemente de acuerdo a las respectivas posiciones planetarias con respecto a la Tierra: en una conjunción inferior de Venus con el Sol, aquella tendrá (como vimos) un TA de 1’, mientras que en una conjunción de Saturno con el Sol aquél tendrá (como vimos) un TA de apenas 15’’. 

La constatación anterior podría darnos la clave (hasta cierto punto) de la sensible discrepancia entre los orbes propuestos por los diversos astrólogos que estamos estudiando: es posible (por ejemplo) que Morin haya utilizado el TA de Venus durante su perigeo (1’) para darle un orbe de 13°, mientras que a Saturno (debido a su TA de apenas 15’’ en su apogeo) le atribuya un orbe de apenas 7°. 

Estimo entonces que los orbes planetarios deberían estar relacionados con los respectivos TA.

Aclaremos un poco más la cuestión: los planetas de Marte a Saturno se acercan al perigeo cuando están pasando del trígono a la oposición al Sol, por lo que los orbes de tales planetas en tales posiciones deberían ser algo mayores que cuando están en apogeo. Por tal razón, sostenemos que los orbes de las conjunciones deberían aplicarse, no a los apogeos, sino a los perigeos, dado que, caso contrario, dichos orbes se ampliarían sensiblemente. Volveremos más adelante sobre el particular

¿Cuál sería la posible razón astronómica por la cual los planetas tienen tales orbes y no otros?. En el caso del Sol (17°), tal orbe está expuesto en muchos tratados antiguos de Astrología al indicar que el planeta que se encuentre dentro de dicho orbe estará “bajo los rayos del Sol”. Dicha frase alude a que, dentro de ese orbe, la visibilidad del respectivo planeta está reducida. Por otra parte, cuando el planeta está en “combustión” a unos 8 grados o menos de distancia del Sol, será invisible a simple vista. 

El concepto “bajo los rayos del Sol” alude a un fenómeno solar bien preciso que pasaré a explicar:  

Se denomina “Crepúsculo Astronómico” al período de tiempo en el cual el cielo está poco iluminado por la luz solar. En tal período (que ocurre tanto al amanecer como al atardecer) el Sol se encuentra a unos 18 grados por debajo del horizonte. En el caso del amanecer, en dicho período comienza a observarse algo de la claridad solar. Ello indica que la “esfera de influencia” del Sol se extendería precisamente a unos 18 grados de arco, lo cual me llevaría a sospechar que la elección de tal orbe para el Sol habría sido inspirada en dicho fenómeno solar. Véase el siguiente gráfico: 

Nótese que al Crepúsculo Astronómico (18°) le siguen el Crepúsculo Náutico (12°) y el Crepúsculo Civil (6°), los cuales bien podrían funcionar como “microaspectos” o “fases internas” del extenso orbe atribuido al Sol en los textos astrológicos antiguos. En el caso del Crepúsculo Náutico (12°) bien podría tomarse como orbe para la conjunción solar propiamente dicha, mientras que el Crepúsculo Civil (6°) podría emplearse como alternativa a la combustión de ocho grados (de hecho, autores como Zacuto, Ali ben Ragel y Al-Bīrūnī, entre otros, utilizan 6° de orbe para la combustión). 

Ahora bien, lo curioso es que la inmensa mayoría de los autores da los mismos orbes a las conjunciones y oposiciones respectivas de cada planeta y, en el caso particular del Sol, hemos visto que tales orbes llegan a alcanzar hasta los 17 grados de arco. Estimo que, paralelamente al fenómeno del Crepúsculo Astronómico (el cual podría explicar astronómicamente el estado de “bajo los rayos del Sol”), podría aplicarse a las oposiciones solares un orbe similar al de sus conjunciones debido a otro fenómeno astronómico denominado Gegenschein. 

Brevemente explicado, el Gegenschein (“contraluz” en alemán) es un fenómeno astronómico consistente en un resplandor situado a 180 grados de arco del Sol, basado en la luz solar reflejada y dispersada por las partículas de polvo interplanetario. Lo interesante de este particular fenómeno es que abarca unos 15 grados de longitud eclíptica y se presenta (como hemos dicho) en oposición exacta al Sol. Tal particularidad estimo que podría dar algún fundamento astronómico para atribuirle, al menos al Sol, un orbe idéntico tanto a sus conjunciones como a sus oposiciones. 

Por otra parte, la ínfima diferencia entre los TA del Sol en perigeo y apogeo (1’45’’, lo cual equivale en porcentaje a apenas el 5.30%) también nos permite concluir que bien puede tomarse el mismo orbe para las conjunciones y oposiciones solares. 

Con respecto al orbe lunar dado por Ptolomeo, vemos que coincide bastante con el movimiento diario medio de la Luna, el cual es de unos 13°10′ 36″. Considero entonces que una manera de incluir un orbe “racional” para las conjunciones lunares podría consistir, o bien en emplear el citado movimiento diario medio, o mejor aún, en calcular el movimiento diario lunar de la fecha de nacimiento y aplicar el resultado como orbe lunar de cada carta individual. Al igual que ocurre con el Sol, la Luna tiene una infima diferencia entre sus TA, por lo que puede emplearse el mismo orbe para las oposiciones. Por la misma razón, estimo que ambas luminarias podrían también tener idénticos orbes para sus respectivas cuadraturas y trígonos. Volveremos más adelante sobre el particular.

Ante de proseguir con el tema, convendría hacer una aclaración muy importante: El paso de la Luna por el perigeo puede coincidir con cualquiera de sus fases respectivas. Cuando coincide con la 👆 Luna Llena, nuestro satélite puede observarse hasta un 14% más grande y un 30% más brillante. Por tal razón, y debido a que en los demás planetas el paso por el perigeo provoca un aumento sustancial de luz reflejada, estimo que en el caso muy particular de la Luna podría emplearse su fase de Luna Llena en vez de su paso por el perigeo y su fase de Luna Nueva, en vez del apogeo. 

Por otra parte, el orbe lunar bien podría emplearse también como orbe para la conjunción solar, dado que los TA de las Luminarias son prácticamente idénticos (lo cual es evidente durante los eclipses totales, tanto de Sol como de Luna). Por ello, trabajaré con un orbe tentativo de unos 13 grados para ambas.

Queda por esclarecer qué orbes asignaremos a los otros aspectos solares y lunares. Dado que los TA de ambos Luminares no difieren sensiblemente de conjunción a oposición, se nos ha ocurrido que, exclusivamente para dichos astros se podría permitir un orbe de unos 13° para los aspectos mayores o ptolomaicos (conjunciones, sextiles, cuadraturas, trígonos y oposiciones). 

Si tuviéramos que calcular los orbes ptolomaicos proporcionalmente al Tamaño Aparente de los planetas en apogeo, los mismos serían ridículamente ínfimos. Por tal razón me ha parecido interesante comparar los orbes propuestos por Morin con los TA de los planetas en perigeo. Véase la tabla siguiente:

PlanetasTA en perigeoOrbes según Morin
Venus1’13°
Júpiter50’’
Marte25’’6° 30’
Mercurio13’’
Saturno21’’

Como se observará, salvo el caso particular de Mercurio y Saturno, los orbes de Morin para las conjunciones son más o menos paralelos a los TA. Las excepciones de Mercurio y Saturno podrían solucionarse intercambiando los orbes de dichos planetas para mantener el paralelismo entre TA y orbes.

Tal particularidad nos lleva a proponer la siguiente sugerencia: desde el momento en que los orbes de Morin para las conjunciones son más o menos paralelos a los TA de los planetas en perigeo, aquellos deberían ser utilizados cuando los respectivos planetas se encuentran precisamente en perigeo.

Morin atribuye un orbe mayor (13°) a Venus que a la Luna (12°) lo cual, en mi humilde opinión no me parece correcto: tanto el Sol como la Luna, debido a sus respectivos TA deberían tener orbes mayores que los demás planetas.  Tabulemos los TA en perigeo y apogeo de los respectivos planetas:

PlanetasTA
Venus (Conjunción Inferior) perigeo1’
Júpiter (Oposición) perigeo50’’
Júpiter (Conjunción) apogeo30’’
Marte (Oposición) perigeo25’’
Saturno (Oposición) perigeo21’’
Saturno (Conjunción) apogeo15’’
Mercurio (Conjunción  Inferior) perigeo13’’
Venus (Conjunción Superior) apogeo10’’
Mercurio (Conjunción Superior) apogeo5’’
Marte (Conjunción) apogeo3’’

Dado que Venus tiene el mayor TA que los demás planetas, estimo que debería dársele un orbe mayor al de éstos, pero menor que el atribuido a las Luminarias. Como ensayo tentativo, propondría unos 12 grados, teniendo en cuenta que tal tamaño eclíptico concuerda con el antes citado “Crepúsculo Náutico”. 

Ahora bien, para calcular los orbes máximos y mínimos asignados a los planetas, se me ocurre que los mismos podrían establecerse teniendo en cuenta, como límite máximo, al citado “Crepúsculo Náutico” (12°) y, como límite mínimo, al “Crepúsculo Civil” (6°), el cual también es empleado como combustión por los autores que citamos más arriba.  Utilizados tales límites, obtendríamos una especie de “patrón” de cinco segundos de arco que nos permitiría calcular los orbes restantes. Véase la siguiente tabla: 

TAOrbe ProporcionalTAOrbe Proporcional
60’’12°30’’
55’’11° 30’25’’8° 30’
50’’11°20’’
45’’10° 30’15’’7° 30’
40’’10°10’’
35’’9° 30’5’’6° 30’

Con este “patrón” a la vista, podríamos elaborar la siguiente tabla tentativa de orbes proporcionales para las conjunciones y oposiciones solares (nuevamente, he decidido redondear algunos orbes): 

PlanetasTAOrbe Proporcional
Venus (Conjunción Inferior)1’12°
Júpiter (Oposición)50’’11°
Júpiter (Conjunción)31’’10°
Marte (Oposición)25’’8° 30’
Saturno (Oposición)21’’
Saturno (Conjunción)15’’7° 30’
Mercurio (Conjunción Inferior)13’’7° 15’
Venus (Conjunción Superior)10’’
Mercurio (Conjunción Superior)5’’6° 30’
Marte (Conjunción)3’’

Un punto que quisiera aclarar es la característica especial que poseen Mercurio y Venus en cuanto “planetas interiores”: geocéntricamente hablando, ambos planetas no hacen aspectos mayores al Sol (Mercurio puede llegar, a lo sumo, a un semisextil con el Sol y Venus a una semicuadratura). Al respecto, J. Garaña (op. cit.) propone que, dado que Mercurio llega por elongación a los 28 grados del Sol y Venus a los 48 grados, se asignen los siguientes aspectos proporcionales a dichos planetas en relación con el Sol: 

orbes-mercurio-venus

Si bien no lo explicita, Garaña parecería insinuar que las respectivas elongaciones de dichos planetas oficiarían como “oposiciones” de los citados planetas con el Sol. Desde el momento en que las elongaciones de los planetas de Marte en adelante ocurren cuando estos últimos están en oposición al Sol, podríamos entonces atribuir a las elongaciones de Mercurio y Venus el rol de “oposiciones solares” (nótese al respecto que la elongación de Venus se acerca bastante a una semicuadratura con el Sol). 

Mercurio y Venus (en cuanto planetas interiores) no están separados entre sí más que 76 grados, por lo que no presentan entre ellos cuadraturas, trígonos ni oposiciones como ocurre con otros planetas. Sin embargo, Garaña propone los siguientes aspectos exclusivos para dichos planetas entre sí: Cuadratura: 38°; Trígono: 50° 40’;  Oposición: 76°

Ensayemos unos orbes tentativos para los planetas cuando aspectan al Sol. Veamos la siguiente tabla: 

Antes de proseguir, quisiera hacer una aclaración importante. La Mecánica Celeste es sumamente compleja y tener en cuenta todos los factores relacionados con la misma haría de este simple borrador un mamotreto agobiante. Por ello, he decidido simplificar mi exposición ateniéndome a trabajar con los tamaños aparentes expuestos, redondeándolos en lo posible para agilizar los cálculos de los orbes. Presento aquí una tabulación tentativa de los aspectos mayores de los planetas con el Sol junto a sus orbes (incluyo los aspectos de Mercurio y Venus que menciona el citado J. Garaña):

Con respecto a los orbes de los aspectos menores propondría las siguientes “reglas tentativas”: 

  • Un semisextil y un quincuncio podrían tener un orbe equivalente a la mitad del orbe de un sextil.
  • Una semicuadratura y una sesquicuadratura podrían tener un orbe equivalente a la mitad de una cuadratura.

Estimo que las “reglas”  anteriormente transcriptas pueden perfectamente ser empleadas dentro de la “Sistematización Racional” que estoy exponiendo, dado que los orbes deducidos son proporcionales al tamaño de los correspondientes aspectos. 

El método a seguir para el cálculo de los orbes de dos planetas sería el siguiente: 

  • Dados dos planetas en posible aspecto plático, calcular la distancia en grados de cada uno de ellos con el Sol, dado que el TA depende precisamente de sus respectivas distancias al Sol. Debido a que no siempre habrá un aspecto partil o plático de cada planeta con el Sol, sugiero considerar el orbe del aspecto que más se acerca a sus respectivas distancias (así, por ejemplo, si un planeta se encuentra a 80° del Sol, tomar el orbe de la cuadratura para dicho planeta)
  • Utilizar el orbe promedio de ambos astros (según la consabida fórmula a+b/2).

Veamos un ejemplo: Júpiter se encuentra en 5° 24’ de Acuario a 4° de una cuadratura plática con el Sol en 1° 34’ de Tauro, por lo que su orbe es de 10° 30’, mientras que Saturno se encuentra en 29°36’ de Capricornio asimismo a 2° de una cuadratura con el Sol, siendo su orbe de 7° 40’. El orbe promedio será 9° 5’ (10°30’+7° 40’ /2 = 9° 5’), por lo que estamos ante una conjunción plática entre Júpiter y Saturno. 

Para finalizar, quisiera aclarar que simplemente quise presentar un “borrador de trabajo” basado en hechos astronómicos que permitiera basar la teoría de los orbes planetarios en elementos un poco más sólidos que los que posee en la actualidad. El tiempo  dirá si este “borrador” ha tenido algún valor concreto. 

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